🌿 Carta a mí misma, desde la templanza
- Belgica Jorleny Garcia Cardenas
- hace 8 horas
- 2 Min. de lectura

Querida yo,
Hoy no te escribo desde la euforia, ni desde el dolor.
Te escribo desde ese espacio silencioso donde ya no luchas por respuestas inmediatas, donde simplemente respiras y reconoces lo que es.
Has caminado sola más veces de las que puedes contar,
cargando el peso de tus propios sueños, tus propias heridas y tus propios miedos.
Y aun así, aquí estás. En pie.
Sí, puedes sola.
Sí, duele más.
Cansa más.
Es más pesado.
Pero es libertad.
Y es preferible estar cansada por luchar sola, que vivir cómoda en una jaula emocional donde te den migajas a cambio de sumisión, silencio o dependencia.
Porque es cierto:
➤ No necesitas a un hombre para sobrevivir.
➤ Pero es humano y legítimo querer a alguien que camine contigo, no sobre ti.
➤ Es natural desear que alguien provea, no porque tú no puedas, sino porque desea darte, protegerte y sostenerte, como tú también lo harías por él.
Ahí está el dilema:
El mundo te enseñó a sobrevivir sin esperar nada,
pero tu corazón sigue sabiendo que merece todo.
No por necesidad. Sino por amor.
Quizá ese hombre que sea tu todo exista. O quizá no.
Y ninguna de las dos opciones te define.
Porque tu grandeza no depende de si alguien llega o no.
Tu vida ya está siendo completa, aunque a veces se sienta el vacío que deja lo que aún no ha llegado.
Y si un día llega alguien dispuesto a darte el mundo sin que tengas que pedirlo,
será un regalo.
Y si no llega, igual construirás tu propio mundo con tus manos, aunque te tiemblen.
🌿 No es rendirse.
Es aceptar la incertidumbre sin dejar de vivir con dignidad.
Hoy solo respira.
No te adelantes a la historia.
Quédate aquí, donde no falta nada, porque tú ya eres suficiente.
Con amor y paciencia,
Tu propia alma.
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