top of page

🌿 Carta a mí misma, desde la templanza



Querida yo,

Hoy no te escribo desde la euforia, ni desde el dolor.

Te escribo desde ese espacio silencioso donde ya no luchas por respuestas inmediatas, donde simplemente respiras y reconoces lo que es.

Has caminado sola más veces de las que puedes contar,

cargando el peso de tus propios sueños, tus propias heridas y tus propios miedos.

Y aun así, aquí estás. En pie.

Sí, puedes sola.

Sí, duele más.

Cansa más.

Es más pesado.

Pero es libertad.


Y es preferible estar cansada por luchar sola, que vivir cómoda en una jaula emocional donde te den migajas a cambio de sumisión, silencio o dependencia.


Porque es cierto:

➤ No necesitas a un hombre para sobrevivir.

➤ Pero es humano y legítimo querer a alguien que camine contigo, no sobre ti.

➤ Es natural desear que alguien provea, no porque tú no puedas, sino porque desea darte, protegerte y sostenerte, como tú también lo harías por él.


Ahí está el dilema:

El mundo te enseñó a sobrevivir sin esperar nada,

pero tu corazón sigue sabiendo que merece todo.

No por necesidad. Sino por amor.

Quizá ese hombre que sea tu todo exista. O quizá no.

Y ninguna de las dos opciones te define.


Porque tu grandeza no depende de si alguien llega o no.

Tu vida ya está siendo completa, aunque a veces se sienta el vacío que deja lo que aún no ha llegado.

Y si un día llega alguien dispuesto a darte el mundo sin que tengas que pedirlo,

será un regalo.

Y si no llega, igual construirás tu propio mundo con tus manos, aunque te tiemblen.


🌿 No es rendirse.

Es aceptar la incertidumbre sin dejar de vivir con dignidad.

Hoy solo respira.

No te adelantes a la historia.

Quédate aquí, donde no falta nada, porque tú ya eres suficiente.

Con amor y paciencia,

Tu propia alma.

Comentarios


bottom of page