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🌿Por qué cerré mis redes sociales:

Cuando el ruido deja de ser libertad...
Cuando el ruido deja de ser libertad...

🎭 El ruido que me tenía atrapada

Cerré mis redes sociales porque no podía hablar del ruido sin admitir que yo también estaba metida en él.

Aunque mi contenido fuera sobre yoga, sanación y conciencia, el algoritmo me llevaba a donde él quería, no a donde yo elegía.

Amo el yoga, amo mi cuerpo, pero descubrí que el mundo no lo veía como yo. No veían mi mala técnica, no escuchaban mi intención. Veían un cuerpo.

Y no es mi cuerpo el vulgar, es el mundo el vulgar.


Mi cuerpo es más natural que el latido involuntario del corazón.

¿Cómo va a ser vulgar algo hecho por Dios?Vulgar es la mirada que lo distorsiona, no la piel que lo habita.




🚨 Cuando me cansé de entretener al algoritmo

No cierro por vergüenza.

No cierro por miedo.

Cierro porque no quiero ser parte de un sistema que me reduce a lo que se ve y no a lo que soy.

Me cansé de entretener para encajar.

Me cansé de sentirme "exitosa" por números que solo validaban el ruido, cuando lo que viraliza no es la verdad, sino el patrón que conviene repetir.



🔥 La crisis que me rompió

La crisis existencial vino el día que vi un video más.

Uno de esos que circulan sin filtro, donde cualquier don nadie emocionalmente pobre se cree con derecho a definir el valor de una mujer.

Y lo escuché decir, con toda su arrogancia hueca:

Que las mujeres de alto valor tienen sexo cuando quieren, porque saben lo que necesitan: placer. Y que las de bajo valor... son las que se quedan con un solo hombre.

Como si el valor de una mujer se midiera por cuántos cuerpos colecciona, no por cómo se siente consigo misma.

Como si la libertad fuera solo biología, y la profundidad, la lealtad o el amor fueran debilidades.

Y lo más triste no era él. Lo más triste eran las mujeres aplaudiendo, preguntando, buscando validación en la boca de un misógino promiscuo que no sabe nada del amor, ni del respeto, ni del verdadero valor de una mujer.

Ahí me dolió.

Me dolió como mujer.

Me dolió como mamá.


⚠️ Lo que realmente me preocupa

Porque no me preocupa él, él es solo un peón más del sistema.

Me preocupa que mis hijos crezcan en un mundo donde eso es lo normal, donde la promiscuidad se disfraza de empoderamiento, donde el amor propio se mide por la cantidad de parejas sexuales y no por la paz interior.

Y entendí algo más profundo:

No porque el sexo sea malo, ni porque experimentar sea pecado, desde mi perspectiva.

Sino porque lo que no se hace con conciencia despierta, con responsabilidad emocional, termina siendo caos.



📜 Lo que la Biblia ya nos había dicho

La Biblia lo dijo hace siglos:

"En los últimos tiempos llamarán malo a lo bueno y bueno a lo malo." (Isaías 5:20)

Ese día lo sentí en carne propia.

Hoy las relaciones son desechables.

Las personas son desechables.

La ropa es desechable.

El amor es desechable.

Todo es para el momento.

Porque para mí, el peor insulto que me pueden dar como mujer es:

"Solo te quiero para sexo."

Cuando soy un millón de cosas más que un momento de placer propio o ajeno.

Y solo pensar en decirle eso a otra persona, como lo presentan ahora como normal,

me enferma.



🧠 El mundo quiere cuerpos, no almas

El mundo quiere cuerpos disponibles, no almas despiertas.

Quiere placer inmediato, no vínculos que edifiquen.

Quiere distracciones, no reflexión.



🌍 Mientras tanto, en el mundo real...

Y mientras nosotros grabamos TikToks,

mientras repetimos tendencias para entretenernos,

hay mujeres siendo abusadas física, emocional y sexualmente,

hay personas muriendo en guerras que ni siquiera entendemos,

hay niños muriendo de hambre,

y familias enteras siendo desplazadas por conflictos que no aparecen en las tendencias del día.

Pero nos tienen tan dormidos,

tan entretenidos,

como monos imitándonos unos a otros,

que no vemos que estamos perdiendo vida.

Nos están adormeciendo el alma.

Y lo más peligroso es que no nos damos cuenta.

Porque lo que no pensás, lo repetís.

Lo que no cuestionás, lo consumís.

Y lo que no sentís, lo perdés.



🎯 Lo que sí podés elegir

La filosofía estoica lo dice claro:

“No permitas que tu alma dependa de lo que no está bajo tu control.”

Y yo no controlo el algoritmo,no controlo quién ve mi cuerpo,no controlo el contenido que el sistema quiere viralizar.

Pero sí controlo a quién le entrego mi atención, mi tiempo y mi alma.


Y la Biblia también lo advierte:

"Porque habrá un tiempo en que no soportarán la sana doctrina,

sino que, teniendo comezón de oídos, se amontonarán maestros conforme a sus propios deseos,y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas." (2 Timoteo 4:3-4)


Hoy las fábulas son videos virales.

Hoy los maestros son influencers vacíos.

Y la anestesia se disfraza de entretenimiento.



Lo que buscan no es que pensés.

Es que consumás.

Que repitás patrones.

Que sigás ciegamente tendencias.

No que uses tu cabeza.

No que despiertes.

No que cuestiones.



📖 ¿Y si dejamos de consumir tanto contenido espiritual?

Tal vez el verdadero problema no es el contenido que vemos,

sino lo que hacemos después de verlo.

Porque podemos pasar horas viendo reels cristianos,

predicaciones motivacionales y frases bonitas sobre Jesús,

pero si no tomás la Biblia —el libro más completo, poético y eterno por excelencia—

y la meditás,y la vivís,y lo imitás a Él...

a Jesús con la misma pasión con la que imitamos a los tiktokers,

entonces solo estamos consumiendo más ruido disfrazado de espiritualidad.

Jesús no vino a que lo aplaudieran,

vino a que lo siguieran.

No vino a entretener,

vino a transformar.

Y el día que dejemos de repetir lo que escuchamos

y empecemos a practicar lo que leímos,

ese día tal vez el mundo empiece a despertar.


💭 Y ahora te pregunto:

¿Qué estás haciendo con tu alma, mientras el mundo compra tu atención por migajas de placer?

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